Breviario del experimentador de antenas

Breviario del experimentador de antenas

Javier Moldes – EB1HBK –

 

EXPERIMENTAR CON ANTENAS

Guía básica para diseñar y construir con garantías de éxito

 

(Artículo publicado en el boletín QU-R-PE del EA-QRP CLUB en Septiembre de 2.002)

 

 

 

El radioaficionado que elabora sus propias antenas no siempre tiene fácil llevar a la práctica un nuevo proyecto, puesto que no deja de ser necesaria cierta destreza manual y algo de ingenio para proveerse de los materiales adecuados. No obstante es posible encontrar en el comercio habitual piezas y accesorios que resultarán idóneos para construir una antena. Los almacenes de fontanería, tiendas de material eléctrico, bazares y rastrillos pueden ofrecer gran cantidad de material a buenos precios. Una vez obtenidos los elementos adecuados y teniendo en cuenta unas consideraciones mínimas, pronto se pueden construir antenas sólidas y eficientes.

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Montar un dipolo de fortuna para testear un equipo o para salir del paso no requiere mayor esfuerzo que cortar el hilo y soldar el coaxial. Es casi tan fácil hacerlo como decirlo o dibujarlo. Pero si se pretende instalar un dipolo para uso habitual, es preciso esmerarse un poco más en su construcción para que preste un servicio eficiente y duradero.

Una antena expuesta a la intemperie tiene un tiempo de vida que depende tanto de las agresiones que debe soportar como de su robustez mecánica, y robusto no es necesariamente sinónimo de rígido. Al hablar de antena me refiero exclusivamente al sistema radiante, no a los elementos de soporte. Estos merecen otras consideraciones, aunque mucho de lo que importa a la antena en si, es aplicable también al soporte de la misma, especialmente en aquellas antenas que forman un todo con su soporte.

Tal vez la parte más crítica de una antena sea el punto de alimentación. El uso generalizado del cable coaxial obliga a desarrollar el ingenio para realizar una conexión fiable y duradera, ya que una simple soldadura no aguanta muchas alegrías.

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Es práctica habitual evaluar las antenas según sus propiedades electromagnéticas, dejando un poco de lado el hecho de que una antena es un objeto en sí mismo. Partiendo de un determinado modelo cada uno debe recurrir a su imaginación para materializar ese diseño en una antena perfectamente funcional. Es necesario apurar el ingenio para encontrar soluciones mecánicas seguras con los, casi siempre, escasos elementos disponibles.

Lo cierto es que las prestaciones de una antena cambian según la «finura» de su construcción. Importa esto en su comportamiento mecánico pero también en el rendimiento eléctrico. Si la antena está bien elaborada mantendrá su rendimiento al cabo del tiempo, no solo durante las primeras semanas. Escoger materiales adecuados, realizar un montaje cuidadoso y observar un correcto aislamiento son garantía de éxito.

Veremos ahora algunos aspectos de gran importancia a la hora de construir una antena, puede parecer que es empezar la casa por el tejado, pero debemos tener presente que la antena que finalmente se construya, será la que el espacio y material disponible nos permita, no la que se desearía hacer.

antena portable

Elegir un modelo de antena adecuado al espacio disponible y a la ubicación de la estación.

Exposición al viento, obstáculos próximos, fuentes de ruido eléctrico, antenas de TV, geografía de la zona, etc., son elementos a tener en cuenta. Por ejemplo, no es lo más recomendable instalar una antena con un ángulo de radiación muy bajo cuando vivimos rodeados de montañas o edificios elevados.

 

Evitar la entrada de agua y humedad en los cables;

El efecto de capilaridad que se produce entre los múltiples hilos que forman el cable coaxial bombea agua al interior del mismo que baja luego por gravedad arruinando todo el cable, pudiendo llegar incluso a introducirse en el interior de los equipos. Para que esto no ocurra el punto de conexión debe protegerse con una capucha o una caja. Lo mejor contra la humedad es la vaselina o la cinta aislante de caucho que vulcaniza sobre si misma. La silicona suele tener en su composición ácido acético que termina por corroer las conexiones y la cola termofusible no aguanta mucho las flexiones sin abrir pequeñas fisuras, por ello no son la mejor opción.

 

Repartir correctamente el esfuerzo mecánico;

La conexión del cable no debe soportar pesos ni tensiones. Es buena práctica afianzar el cable un poco por encima del punto de conexión, dejar que cuelgue un poco y subirlo luego de modo que forme una «s», pero no tan holgado que el viento lo haga bailar de un lado a otro. En un dipolo autosoportado debemos disponer una placa o soporte central sobre el que se sujeten convenientemente los brazos del mismo, así como el cable de alimentación que no debe quedar colgando.

 

Prevenir la corrosión;

Tanto por seguridad de los anclajes como por la integridad de las conexiones debemos prevenir la corrosión electrolítica. Siempre que tengamos dos metales diferentes en contacto y queden expuestos a la humedad, uno de ellos se corroerá. Esto es válido tanto para las soldaduras como para las uniones con tornillos, remaches o abrazaderas. Si es preciso soldar con estaño, debe previamente asegurarse la unión de modo mecánico, de manera que no sea el estaño de la soldadura el que realiza el esfuerzo de sujeción de las piezas. Los tornillos o remaches y las soldaduras expuestas pueden protegerse con algún barniz o pintura adecuados.

 

Mimar las conexiones eléctricas;

En las soldaduras de cables emplear estaño de buena calidad, con alto porcentaje de plata y limpiar la resina que queda. Si la capa de resina es gruesa se descascarilla simplemente con la punta de un destornillador, el resto se quita con un cepillo de dientes viejo y un poco de acetona o incluso alcohol.

Procurar no reutilizar los conectores coaxiales. Lo preferible, desde el punto de vista eléctrico es una buena soldadura, no obstante, si usamos conectores estos deben ser nuevos y de buena calidad. Si la antena lleva un conector que no es fácil sustituir y está en malas condiciones puede usarse un cepillo de púas metálicas finas, como los que se usan en el calzado de ante, y aceite para limpiar y pulir la superficie oxidada. También puede usarse lana de acero fina pero hay que asegurarse luego que no han quedado fibras de acero en el conector, ya que serían la causa segura de cortocircuitos.

 

Utilizar materiales «nobles» o casi;

Cobre, latón, bronce, acero inoxidable, aluminio… cualquiera que ofrezca buena resistencia a la oxidación. El aluminio es muy ligero pero no admite la soldadura con estaño y donde no está anodizado se «pica» fácilmente. Ocurre esto en los extremos cortados, agujeros de taladro y al contacto con tornillos o piezas de otro metal, además se lleva muy mal con el ambiente salino de las zonas de costa. Lo mejor para unir tramos de aluminio es usar remaches del mismo material. Si hay que desmontar la unión se taladra el remache con una broca de tamaño adecuado y luego se pone un remache nuevo. El cobre es más pesado que el aluminio, pero conduce mejor la electricidad y es soldable. Puede trabajarse sin dificultad y es posible encontrarlo en múltiples formas y piezas que pueden ensamblarse entre sí. Adquiere una pátina tostada que lo protege muy bien de la intemperie. Desde la antigüedad y al cabo de miles de años han llegado hasta nosotros utensilios de cobre y bronce que se han conservado en ambientes donde otros metales, salvo el oro o la plata, se desintegran con el transcurso del tiempo. Valga esto de ejemplo.

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A la hora de escoger tornillería las opciones son el acero inoxidable si se busca resistencia o tornillería de latón si es para conexión eléctrica. La tornillería de latón puede limarse, serrarse o taladrarse casi tan fácil como el cobre, la de acero inoxidable no. Debe evitarse especialmente el uso de tornillos de acero normal para la sujeción de piezas o tubos de cobre expuestos a la intemperie. Al contacto con el cobre y en presencia de humedad, el acero o hierro se deshace rápidamente en óxido y los tornillos de este material llegan a descomponerse por completo a poco que nos descuidemos.

 

Protección solar;

La exposición a la radiación solar un día tras otro acaba por deteriorar la mayoría de los plásticos, por eso es importante escoger muy bien esta clase de materiales sobre todo si han soportar algún tipo de esfuerzo. Bridas de sujeción, separadores, cajas de conexión, tubos y riostras son ejemplos frecuentes. Un tubo de plástico que aguanta durante años en interior puede literalmente deshacerse en unos meses de exposición al sol si el material no ha sido formulado para este uso. Por eso es imprescindible que los elementos de plástico se construyan en materiales diseñados para resistir la intemperie.

 

Seguridad adicional;

Es de la máxima importancia trabajar con seguridad al hacer uso de herramientas cuando construimos la antena, cuando la instalamos y finalmente al utilizarla. Nunca pasa nada, hasta que pasa. Antes de proceder a instalar una antena debe tenerse en cuenta lo que podría ocurrir si se rompe. Hacia dónde caerá, desde que altura y que daños puede causar. ¿Cual es el promedio de duración de una antena artesanal?, lo mejor es no llegar a saberlo. La antena y soporte debiera repararse o reemplazarse ante las primeras evidencias de deterioro, no apurar la capacidad de resistencia de los materiales hasta el límite de sus posibilidades. Una revisión de vez en cuando y alguna pequeña operación de mantenimiento puede evitar males mayores. La proximidad de tendidos eléctricos cercanos debe hacernos reflexionar seriamente. Un vistazo al Reglamento Electrotécnico de Media y Baja Tensión siempre resultará provechoso en este sentido.

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¿Con que la hacemos?

Son materiales adecuados para la construcción de antenas los tubos de cobre de fontanería y elementos accesorios en sus diversas formas y tamaños, los tubos de pvc o polipropileno, tubos de aluminio ya sean adquiridos o recuperados. De las viejas sombrillas de playa y algunos paraguas pueden obtenerse varillas de acero muy interesantes y extraordinariamente resistentes. Abrazaderas ajustables de tornillo como las que emplean las gomas del gas pueden obtenerse de diámetros desde 8 a 50 mm. En caso de necesitar una abrazadera de mayor diámetro es posible enlazar la cola y la cabeza de dos más pequeñas para formar una sola. Las regletas de conexión eléctrica y cajas estancas de conexión se adquieren fácilmente en diferentes tamaños y a buen precio en almacenes de electricidad y ferreterías. Lo mismo ocurre con el hilo de cobre para instalaciones, de 1,3 mm.. Si se necesita un diámetro mayor se puede obtener de la trenza de cobre que se emplea para la conexión de las tomas de tierra, esta trenza se compra por peso en los comercios que suministran material eléctrico. La trenza está constituida por varios conductores de cobre desnudo de hasta 2,5 mm. de diámetro que se separan fácilmente. Un paseo con calma por almacenes, ferreterías y tiendas de bricolage puede ofrecer insospechadas y abundantes ocasiones para proveerse de materiales idóneos para la construcción de antenas.

 

¿Como la hacemos?

Es realmente satisfactorio trabajar con la herramienta adecuada para cada tarea y, al contrario, resulta tremendamente penoso realizar cualquier tarea de mecanizado cuando no queda otro remedio que emplear un utensilio para una función que no le corresponde. También la seguridad personal peligra, ya que resulta más fácil cortarse, golpearse, quemarse, caerse o ensuciarse sin remedio cuando se trabaja en condiciones precarias. Es criterio personal la cantidad y uso correcto de las herramientas, pero las que se mencionan a continuación son casi imprescindibles.

– Por supuesto, soldador adecuado y estaño.

– Tornillo de banco o sargentos para sujetar con firmeza las piezas sobre las que vamos a trabajar.

– Sierras y limas, papel de lija.

– Alicates, destornilladores y llaves de tuerca.

– Taladradora y brocas, martillo.

– Pegamentos, silicona o cola termofusible.

– Elementos de protección apropiados: guantes, gafas, auriculares, delantal, etc.

 

Y para ya para los virtuosos del bricolage:

– Soplete de gas para soldaduras importantes.

– Tenaza de remachar para aluminio.

– Juego de terrajas y machos de roscar.

– Lo que a uno se le ocurra que pueda ser útil.

La mayor parte de estas herramientas son de uso casi habitual para pequeñas reparaciones domésticas, otras más específicas hay que considerar si compensa su adquisición. En según qué casos nos resultará más económico adquirir directamente la antena el lugar de construirla, en otros no. Tal vez por que ningún fabricante ofrezca ese tipo de antena en el mercado. Sin embargo la experimentación radioeléctrica o la propia satisfacción pueden ser los motores que conduzcan a la autoconstrucción de antenas, no la rentabilidad económica, en este caso el gasto estará más que justificado.

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Ya está, y no ha quedado mal pero…¿funciona?

Si se ha fabricado una antena según las instrucciones de un libro o artículo es de esperar que una vez terminada funcione perfectamente. Pero ¿qué ocurre si al comprobarla con el medidor de ROE la aguja no baja de la zona roja?. O peor todavía, si es un prototipo original que hemos «inventado» y no se consigue adaptarla al transmisor ¿ha resultado un esfuerzo estéril?. Hay unas cuantas reglas importantes para asegurarse el éxito al trabajar con antenas que siempre se deberían seguir, algunas se indican a continuación, otras las irá descubriendo cada uno por sí mismo al ir superando los probables fracasos iniciales;

 

– Comenzar siempre por diseños de antena sencillos.

– Leer e informarse sobre el tema y asumirlo como un aprendizaje.

– Comprender el uso y las limitaciones del medidor de ROE.

– Ajustar la antena en su emplazamiento final.

 

Debemos partir de la premisa de que el radioaficionado realiza una actividad científica, no por obligación si no por pura devoción, por que le gusta, pero es ciencia al fin y al cabo. Tal vez si sustituimos el término «radioaficionado» que a tantas malas interpretaciones se presta, por otro más específico como pueda ser «radiotécnico-aficionado» se clarifiquen muchos conceptos ambiguos. O dicho de otro modo: no es lo mismo ser aficionado al fútbol (a ver fútbol) que ser futbolista aficionado. Hay una notable diferencia.

 

Cortar un trozo de cable y conectarlo al medidor de ROE para ver qué ocurre, así por las buenas, es confiar mucho en el azar. Para desarrollar este aspecto de la radioafición como la ciencia que es, siempre debiéramos trabajar con cierto rigor y coherencia. Esto aplicado a las antenas significa que es preciso ir adquiriendo un mínimo de conocimientos acerca de la teoría de antenas y líneas de transmisión. De lo contrario más pronto o más tarde se acabará tropezando con obstáculos insalvables a la hora de poner en funcionamiento un proyecto. En la actualidad suponen una inestimable ayuda los programas informáticos que permiten simular modelos de antenas, ahorran muchas horas de trabajo con las herramientas y pruebas de campo. Aunque no sean como una antena de verdad si representan una aproximación bastante buena de la realidad, que evitan dar muchos palos de ciego y ayudan a comprender cómo funciona la parte más importante de toda estación de radio.

 

El cable coaxial de 50 ohmios en sus diferentes variedades es la línea de transmisión que emplean prácticamente la totalidad de los radioaficionados. Por ello también las antenas con alimentación coaxial de la misma impedancia son las más empleadas. Al comenzar a trabajar con antenas es aconsejable guardar el acoplador en un cajón y, a falta de otro instrumental mejor, emplear exclusivamente el transmisor (con la mínima potencia necesaria), la línea de transmisión, el medidor de ROE y la propia antena. Ningún acoplador puede dar lo que la antena no tiene, su uso con una antena mal adaptada o que no funciona proporciona resultados engañosos que hacen difícil comprender cómo se comporta en realidad el sistema radiante. Además los cables coaxiales están diseñados para trabajar con baja ROE, situación que no ocurre cuando se emplea el acoplador para adaptar el conjunto cable+antena al transmisor.

 

Cualquier modelo de antena que se nos ocurra es bueno, de hecho no hay ninguna antena mala si está correctamente diseñada y construida. No obstante es preciso ser realistas y no esperar de una antena en concreto más de lo que esta nos puede ofrecer. Si tenemos presentes la ingente cantidad de QSO´s que se completan recurriendo a una antena que se hace trabajar fuera de banda gracias al acoplador y en los contactos «imposibles» que se logran en QRPp, empleando potencias por debajo del vatio y poco más que un hilo tendido, debiéramos reflexionar seriamente acerca de las extraordinarias prestaciones que nos proporcionará un simple dipolo de hilo. Pero bien ubicado y resonando correctamente en la frecuencia de operación, y del que literalmente «exprimimos» sus bondades para que radie la práctica totalidad de la potencia de RF que se le suministra.

 

Vamos a considerar algunos conceptos importantes que caracterizan una antena, cuyo significado es preciso tener claro ya que no pocas veces se emplean incorrectamente:

 

RESONANCIA: es la frecuencia en la cual las reactancias inductiva y capacitiva (el efecto de bobina y condensador) de la antena se neutralizan o cancelan mutuamente. En esa frecuencia la antena se comporta como una resistencia pura, radia el máximo de energía y la recepción es también máxima. Al trabajar fuera del punto de resonancia, la antena no acepta toda la energía que le entrega el transmisor y devuelve parte hacia la línea de alimentación. Cuanto más lejos estemos de la resonancia, menos energía se radiará y menos señal captará la antena en esa frecuencia.

 

ANCHO DE BANDA: margen de frecuencias por encima y por debajo de la frecuencia de resonancia, donde el funcionamiento de la antena se considera todavía aceptable. Generalmente aquel segmento de banda donde la ROE es menor o igual a 1:2.

 

RESISTENCIA DE RADIACIÓN: en resonancia la antena aparece como una resistencia compuesta por otras dos: la de pérdidas y la de radiación. Entre las dos se reparte la energía que acepta la antena. La energía que acepta la resistencia de pérdidas se transforma en calor, la energía que acepta la resistencia de radiación se transforma en radiación electromagnética (potencia radiada).

 

 

RENDIMIENTO: es la relación que existe entre la resistencia de pérdidas y la resistencia de radiación en la antena. Está claro que el rendimiento de la antena será alto cuando la resistencia de radiación sea muy grande respecto de la resistencia de pérdidas.

 

IMPEDANCIA: en una antena hay zonas en las cuales la tensión es muy alta y apenas hay corriente y otras en las que la tensión es muy baja, pero donde circula una gran corriente. Es en estas zonas, llamadas vientres de corriente, donde la relación entre tensión y corriente determina la impedancia característica de la antena. Esta impedancia es la resistencia aparente que presenta la antena cuando resuena, y si la resistencia de pérdidas es muy pequeña, prácticamente equivale a la resistencia de radiación. En un dipolo de media onda hay alta tensión en sus extremos y alta corriente en el centro.

 

GEOMETRÍA: la antena puede ser simétrica o asimétrica, el ejemplo más habitual de antena simétrica es el dipolo de media onda y como asimétrica cualquier vertical con plano de tierra, a cada tipo corresponde también un sistema de alimentación. Una antena simétrica debe alimentarse de manera simétrica, esto es: un dipolo con línea paralela no coaxial. Para alimentar correctamente cualquier antena simétrica con línea coaxial es preciso emplear un dispositivo simetrizador o balum.

 

TAMAÑO: en longitudes de onda, el tamaño final de la antena viene siempre determinado por el espacio disponible para su instalación, y a su vez condiciona el diagrama de radiación, resistencia de radiación y ganancia. El tamaño real o físico de la antena puede ser menor que su tamaño eléctrico si se recurre a algún sistema de acortamiento, como por ejemplo el que consiste en intercalar una bobina.

 

POLARIZACIÓN: está determinado por la dirección de vibración del campo eléctrico que radia la antena. Habitualmente sigue la disposición geométrica de la antena. Puede ser vertical, horizontal, mixta o doble y circular dextrógira o levógira (o sea, que el campo eléctrico gira en sentido de las agujas del reloj o en contra, conforme la onda avanza). Cuando la polarización de la antena receptora coincide con la polarización de la onda incidente la señal captada es máxima.

ganancia

 

GANANCIA: la ganancia representa la cualidad de una antena para concentrar la energía radiada en una dirección concreta. Esta concentración de radiación se hace a costa de «retirarla» de otros lados. También en esa dirección la antena captará más señal, en detrimento de las demás. Hay que recalcar que la energía neta radiada es la misma que proporcionaría un radiador isotrópico (radia en todas direcciones por igual) con idéntica resistencia de radiación, pero la ganancia nos permite poner mayor cantidad de esa energía allí donde nos interesa. La ganancia de una antena se expresa en decibelios sobre un radiador isotrópico (dBi) o sobre un dipolo de media onda (dBd). Se acepta que un dipolo de media onda presenta sobre el radiador isotrópico una ganancia de +2.15dB (luego la ganancia de un dipolo será 2,15dBi), por lo que si dos antenas diferentes ofrecen respectivamente 3.85dBd y 6dBi, ambas poseen en realidad la misma ganancia.

 

DIAGRAMA DE RADIACIÓN: es una representación gráfica que permite visualizar perfectamente la ganancia de la antena en todo el espacio. Debe considerarse siempre el diagrama de radiación horizontal y el vertical o de elevación, así como si se ha calculado en espacio libre o a cierta altura sobre el suelo, ya que las prestaciones de la antena difieren en gran medida al modificar esta condición.

diagrama de radiacion

 

IMPEDANCIA EN EL PUNTO DE ALIMENTACIÓN: es la resistencia aparente que presenta la antena en el lugar donde conectamos la línea de alimentación. Si realizamos la conexión en un vientre de corriente la impedancia en el punto de alimentación coincide con la impedancia característica de la antena, que ya se ha comentado antes, pero no siempre ocurre así. Valga como ejemplo el dipolo excitado de una antena yagi, el cual presenta una impedancia de tan solo unos pocos ohmios, pero mediante un adaptador (por ejemplo del tipo gamma-match) se obtiene un punto de alimentación de 50 ohmios y además se logra alimentar correctamente el dipolo (simétrico) mediante una línea coaxial (asimétrico).

 

MEDIDOR DE R.O.E.: roe es acrónimo de «Relación de Ondas Estacionarias», o como se dice en inglés: SWR. Este aparato, según donde se conecte, proporciona una indicación acerca de la correcta adaptación de impedancias entre el transmisor y línea de alimentación, o entre la línea de alimentación y la antena. Para ello compara la energía que «va» hacia el sistema radiante con la energía que «vuelve». Si hemos conectado el medidor a la antena y obtenemos una ROE alta puede significar que la antena no es resonante o bien que ese punto de alimentación no presenta la impedancia adecuada para adaptarse a esa línea de transmisión. Pero ¡OJO!, por que aunque la ROE no baje de la zona roja, la antena puede ser perfectamente resonante en esa frecuencia. Si esto parece resultar contradictorio y confuso podemos verificarlo realizando el siguiente experimento: cortar un dipolo de 1/2 onda para cualquier banda, alimentarlo en el centro y ajustarlo hasta que la ROE muestre un valor mínimo. Una vez hecho esto se desconecta la alimentación del dipolo, se unen los dos brazos del mismo con un puente para obtener un tramo único que seguirá teniendo una longitud total de 1/2 onda. Sin modificar nada más llevamos el cable de alimentación hasta una de las puntas del dipolo y lo conectamos ahí con el medidor de ROE, a ver lo que pasa. ¿Cómo es posible que ahora la ROE sea muy elevada, si el dipolo estaba ajustado perfectamente para esa frecuencia y no hemos modificado su longitud?. Lo que ocurre no es más que una demostración de lo dicho anteriormente. En este caso el dipolo sigue siendo resonante, y en sus puntas presenta una impedancia muy alta. La desadaptación entre esta alta impedancia y la línea de alimentación (baja impedancia) es tan grande que la ROE se dispara a los valores más altos.

 

Tras lo expuesto se podría pensar que el campo de las antenas resulta bastante complejo, pero no es así realmente, aunque por supuesto necesita un mínimo de dedicación hasta llegar a desenvolverse en él. Diseñar y elaborar una antena requiere algunos conocimientos básicos y cierta habilidad constructiva con los tipos más simples. Para mayores empresas se precisa mayor saber y pericia, además de herramientas más específicas. La experiencia y el saber se adquieren con el tiempo, casi sin que nos demos cuenta al practicar y desarrollar lo aprendido con la lectura de libros y artículos, las herramientas o aparatos de medida en cambio se consiguen con mas facilidad (tan solo hay que comprárselos).

 

Para finalizar, comentar algunos conceptos igualmente importantes:

 

– Un medidor de ROE no mide la resonancia de una antena, mide la energía que la antena no acepta, y esto solo cuando está conectado directamente sobre la antena, no cuando está conectado al cable que a su vez se conecta a la antena (la salida del medidor de ROE indica claramente «ANT» no «COAX»).

 

– Una antena resonante a una frecuencia concreta puede presentar una ROE baja o muy elevada en función de donde dispongamos el punto de alimentación.

 

– No es aceptable que una antena resonante de 1/4 de onda alimentada directamente con línea coaxial de 50 ohmios nos de una ROE de 1:1, ya que esa antena presenta una resistencia de radiación de unos 35 ohmios, no 50 ohmios. Lo mismo vale para un dipolo recto de media onda en espacio libre . No obstante si el medidor se empeña en indicar 1:1 es que algo no está como debiera.

 

– Para saber cuando la antena está resonando correctamente en la frecuencia de transmisión puede emplearse un medidor de campo, ya que el punto de resonancia será aquel en el que el campo generado sea máximo. Si conectamos además el medidor de ROE podemos llegar a observar que tal vez en la frecuencia de mínima ROE no es donde más radia la antena. Y aquí surge una buena pregunta: ¿es posible que la radiación de la antena pueda ser mayor con ROE 1:2,5 que con ROE 1:1.2?

 

– Una antena resonante, con un punto de alimentación coaxial de 50 ohmios de impedancia siempre mostrará la misma ROE con cualquier longitud de cable que le pongamos. O dicho de otro modo: si al cambiar la longitud del cable la ROE cambia, o bien la antena no es resonante, o no presenta 50 ohmios de impedancia o no se ha alimentado correctamente (por ejemplo al conectar directamente un dipolo al cable coaxial).

 

– El ajuste perfecto realizado sobre una antena colocada temporalmente a 2 metros de altura sobre el suelo, quizás no servirá para nada cuando la antena se ubique a una altura diferente. La resonancia de la antena y su impedancia característica varían a diferentes alturas del suelo y por la proximidad de objetos y obstáculos. El ajuste final debe pues realizarse con la antena en su emplazamiento definitivo.

 

– Si no es posible conectar el medidor de ROE directamente a la antena, el cable empleado debe tener una longitud igual a un múltiplo de 1/2 onda eléctrica para la frecuencia de ajuste. Solo en este caso se obtiene al extremo del cable una indicación fiable de lo que está ocurriendo en la antena. Una vez ajustada puede usarse ya cualquier longitud de cable para su normal funcionamiento (recordar que para el cable coaxial hay que multiplicar la longitud teórica de 1/2 onda por el valor de corrección o factor de velocidad adecuado).

 

– El factor de corrección típico de 0,66 para el cable coaxial no siempre es exacto, varía entre diferentes lotes de cable y también a lo largo del tiempo debido al envejecimiento de los materiales aislantes que lo forman. Puede variar tanto como de 0,45 a 0,85, por lo que es imprescindible saber exactamente qué factor de corrección corresponde al cable que utilizamos. De lo contrario será inútil pretender cualquier medida o ajuste fiables. Por no hablar ya del enfasamiento de varias antenas, donde la longitud de cable es crítica. El factor de velocidad real del cable puede determinarse con un DIP-meter, un puente de ruido, un analizador de antenas o incluso de manera aproximada con un medidor de ROE.

 

Y esto es todo, que no es poco. Confío no haberles aburrido. Lo demás, ya saben… en los libros.

 

 

Buen cacharreo…

 

https://www.qsl.net/eb1hbk/taller/breviario.html